Recientemente me topé con este hermoso texto (original en español) escrito por la increíble Victoria Perea donde habla de su vida como recién llegada a los EE. UU., Como una madre inmigrante con sentimientos agridulces por dejar México, y transmite un hermoso sentimiento de reminiscencia que todos los que vivimos lejos de casa podemos relacionarnos. Tengo la suerte de haberla conocido en nuestro viaje como mexicanas en Seattle; ella es una dulce mamá de un pequeño de la misma edad que mi niño pequeño. Sus palabras me conmovieron profundamente, así que le pedí amablemente que me permitiera compartirlas aquí.
Gracias Victoria, que tu viaje continúe brindándote luz y amor.
En este tiempo he aprendido:
Que los colibríes y las águilas tienen una rama preferida en la que posan sus alas y su cuerpo a contemplar un momento todos los días, a diferentes horas, siempre vuelven al mismo lugar, sin que les parezca aburrido o monótono, tienen preferencias y observan ese lugar y espacio, como si siempre tuviera algo nuevo que decirles, conviviendo como si no se percataran de la presencia de los humanos.
Que los aeropuertos antes me emocionaban bastante, ahora me siguen emocionando pero también me ponen triste.
Que la vitamina "D" es básica en la vida, sobre todo si obscurece a las 4.30pm.
Que cuando te mudas a otro lugar, dejas todo, excepto tus issues, esos caben todos en la maleta y ni siquiera pagan exceso de equipaje los condenados.
Así como ellos, caben los vínculos y las relaciones cercanas, por más tiempo que pasen sin verse, se mantienen con la esencia que las caracteriza.
Que sigo queriendo hacerle la plática a cualquier hispanoparlante que escucho en la calle, y también que nos reconocemos sin siquiera hablar, la mayoría de las veces. Hay como una especie de lenguaje y comunicación no verbal, implícita y silenciosa en la que con un cruzar de miradas basta para decir "yo también entiendo el mundo más o menos como tú, no te preocupes, yo también extraño buen mole y buenas tortillas." independientemente del idioma, claro está.
Que el tiempo de verdad es relativo pero que cada día quiero que se detenga para que no crezca más ese torbellino que anda por toda la casa rodando y por otro, que recupere los gramos que le faltan y para eso se necesita... tiempo... que irónico y ambivalente es, no?.
Que la contemplación y el silencio son más necesarios de lo que hubiera imaginado.
Que ser migrante te aleja de ciertas personas y te acerca a otras.
Que ser madre te aleja de ciertas personas y te acerca a otras.
Que puedes ejercer sin trabajar y que puedes trabajar sin ejercer.
A trabajar la paciencia, mi hijo me ha ayudado bastante con eso.
A tolerar la soledad, eres nuevo y todo con ello, lugares, relaciones, clima, es un bombardeo constante, siempre hay un sabor nuevo, una persona nueva, un acento nuevo, una palabra nueva y es una sobreexposición a lo nuevo, por no mencionar recién madre, recién casada y recién renunciada en la lista de novedades verdad? emocionante, no cabe duda, pero por supuesto cansado y cuando te das cuenta que todo eso se ha ido, queda lidiar con lo poco que tienes conocido y bien dominado, que no es mucho, y eso a su vez hace, con un silencio ensordecedor, acallar y recordar, extrañar..
Gracias Victoria por estas hermosas palabras que nos recuerdan que si bien cada uno camina por su propio camino, tenemos mucho en común, somos una comunidad que permanece unida y camina hacia toda esa novedad como lo han hecho las generaciones antes que nosotros, en busca de una vida mejor y una vida mejor. mejor futuro para sus familias, dejando atrás los dolorosos recuerdos de nuestro feliz México.
Feliz fin de año, Queens. ¡Ha sido fantástico!
Éxito, Salud, y Amor.
- Queen de mi Corazón
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